lunes, 30 de abril de 2012

La disfagia en el anciano

La disfagia en el anciano puede deberse a variedad de alteraciones, tanto estructurales como funcionales. Las primeras afectan a la anatomía de la deglución y obstaculizan el paso del bolo alimenticio. Las segundas, se consideran las más frecuentes, y se deben a alteraciones en la propulsión del bolo o a un enlentecimiento de reflejos orofaríngeos imprescindibles para la deglución. 

Su fisiopatología está determinada por varios factores, entre ellos, el propio envejecimiento es la causa de un deterioro todavía poco conocido de la fisiología orofaríngea y también por una mayor prevalencia, en este grupo de edad, de enfermedades que generan disfagia.
La disfagia es uno de los síntomas que aparece en enfermedades neurológicas y neurodegenerativas que acontecen con más frecuencia en edades avanzadas. En este sentido, diferentes estudios muestran una prevalencia de disfagia entre el 28 y el 73% tras un accidente cerebrovascular (ACV), hasta del 84% en demencias y del 52% en enfermos de Parkinson.

La identificación precoz de la disfagia es un paso fundamental a la hora de prevenir complicaciones. Para ello es importante la detección de signos de alerta, la aplicación de métodos de exploración clínica de volúmenes y viscosidades (MECVV, o el empleo de técnicas instrumentales más específicas
La disfagia puede tener importantes repercusiones clínicas, comprometer la seguridad del enfermo causando atragantamientos, aspiraciones o infecciones respiratorias, y/o determinar que la alimentación resulte ineficaz para cubrir las necesidades nutricionales.

Medidas de actuación ante la disfagia:
- Valoración del estado general y nutricional:
El grado y duración de la disfagia determina la magnitud de la pérdida nutricional. La alimentación inadecuada conlleva a una malnutrición protéico-calórica con adelgazamiento. La medida del peso corporal es un índice poco útil para la monitorización del adelgazamiento, ya que la hipoalbuminemia puede producir edemas que enmascaran la pérdida de peso. Por tanto, el grosor del pliegue cutáneo y el diámetro muscular del brazo indicarán la masa corporal grasa y magra respectivamente.

Por todo esto, en casos de disfagia con un grado de desnutrición importante será necesaria la sueroterapia intravenosa pudiendo recurrirse a la alimentación entera a través de un tubo de fino calibre e incluso a la canalización de una vía venosa central para administración de nutrición parenteral. Cuando la disfagia es severa, incluso los líquidos pueden no ser ingeridos en cantidad suficiente produciendo deshidratación y uremia.


Entre las medidas de actuación ante la disfagia se ha destacado el uso de una dieta específica, adaptando la presentación tanto de los alimentos sólidos, como de los líquidos. Se ha demostrado que un incremento de la viscosidad del bolo se relaciona con mayor seguridad en la disfagia orofaríngea. En dicho estudio, se comprobó que la dieta para disfagia instaurada en las residencias donde se realizó el estudio reunía las características recomendadas en la bibliografía en cuanto a equilibrio nutricional y homogeneidad de texturas, y también que se disponía de espesantes para adaptar los líquidos. Las estrategias nutricionales para la elaboración de una dieta para disfagia deben tener en cuenta: 

  a) Preservar el equilibrio nutricional. 
  b) Adaptar los alimentos sólidos y los líquidos a las posibilidades de     deglución.
  c) Respetar las limitaciones derivadas de patologías concomitantes
  d) Complacer los gustos y preferencias del sujeto al quien va destinada

El MNA es una de las escalas más comúnmente utilizadas en la práctica clínica para identificar situaciones de riesgo nutricional en personas mayores

La prevalencia de disfagia no conocida puede ser elevada en centros residenciales. La aplicación de un método clínico estandarizado y utilizado de manera sistemática como el MECV-V ayuda a diagnosticar este síndrome y, en consecuencia, puede repercutir en una reducción de sus complicaciones


BIBLIOGRAFÍA:
Ferrero López MI, García Gollarte JF,  Botella Trelis JJ, Juan Vida O. Detección de disfagia en mayores institucionalizados. 20 January 2012. Disponible en: http://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0211139X11003167

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